domingo, 15 de septiembre de 2013

LIBRO NUEVO: CÍNICA, -Monica Gameros-






CASO PERDIDO
... Y qué mierda me va a decir la psicóloga
si  guarda su miseria bajo el sobrepeso de su vientre,
atacada por la angustia de verse reflejada en mis demonios.

Cómo podría decirle toda la verdad sin que se proyecte en mí
como un espejo de la mujer que
-en realidad-
es ella.
Cómo decirle que respeto sus ideas,
que aprecio su esfuerzo por ajustarme a este rompecabezas,
que es inútil,
que soy pieza de otro juego de mesa.

Cómo decirle que tiene razón,
que su diagnóstico es perfecto: soy ajena;
no pertenezco a nada, nunca he podido,
las multitudes son cardumen sumido en inercia; inadaptada,
no sé obedecer, no sé callar, no sé evadirme; soy antisocial,
me aparto de las eufóricas y fanáticas masas,
propensas a la ceguera,
dispuestas al mute,
adheridas al protector de pantalla.

Cómo le digo que no valoro lo que todos persiguen,
cómo decirle que soy real,
cómo le digo que para mí el dinero no es la medida de nada, de nadie.

Cómo decirle que soy cínica,
que acepto ser contradictoria igual que el resto,
sólo que la mentira me cansa,          y las máscaras,
me gustan nada más,                       

para los días de carnaval...




 ÁREA RESTRINGIDA

Me pediste un beso
y mordí tu lengua
hasta arrancarla a pedazos.

Las palabras no te sirven de nada,
lo que te sirve, es un pedazo de carne
que blandes cual bandera.

¿Quién soy yo para cuestionarte?

Mientras ese pedazo de carne
te sea útil,
mientras te de fundamento,
mi puerta,
seguirá abierta.

Después, cuando el tiempo te cobre factura,

sólo seré un divertido recuerdo.



LIBERACIÓN

La venganza
suele ser el mejor afrodisíaco.

La redención llega

con la lujuria. 







CÍNICA,
-Monica Gameros-
Vol. 4 Colección En boca cerrada no entran moscas
Ediciones Lago, México,2013

Venta y envío a cualquier lugar del mundo: monicagameros@gmail.com
más costo de entrega: COSTO del libro México 100.00| USA 12 dollar|
AL 10 dólares| Unión europea 12 euros| + costo de envío.

Una esfera de mucho poder




Por Mónica Gameros
Dios es redondo
Juan Villoro

El editor me encomienda una tarea titánica para mí, una labor de abogado del diablo para una causa ajena. Escribe de futbol  me ha dicho. No soy fanática de este deporte y jamás voy a un partido de futbol soccer, entenderán pues que me encuentro en un predicamento.

Un deporte en el que juegan 22 hombres con excelente condición física –jamás podría correr tanto tras un esférico, dar puntapiés, atropellar a mi adversario y hacerlo rodar por el césped, jamás podría patear el balón con tal fuerza que recorra más de 10 metro para entrar a la red- pero que no sólo ponen en juego su cuerpo y su habilidad física sino además su mente, su fortaleza de carácter para no dejarse amedrentar por el infierno que existe detrás de una partido: los medios de comunicación, la publicidad, los patrocinadores, los dueños de la FIFA, los contratos millonarios de las super estrellas contra los que también tienen que jugar y como si fuera poco las esperanzas de millones depositadas en ellos.

Atrás queda la idea romántica de un juego deportivo, por delante queda el acoso del director técnico que los reta para no perder su millonario sueldo. Las firmas con refresqueras y cerveceras internacionales, así como las empresas dedicadas a todo tipo de parafernalia alrededor del fútbol los presionan para que dejen el alma –si es que eso es posible- en el campo de juego.

Sobre el pasto van 44 pares de musculosas piernas, todas tras un propósito: anotar gol, o eso debiera ser porque la realidad es que en el 90 por ciento de los juegos de fútbol hay arreglos, convenios, apuestas fraudulentas que juegan con el corazón y las esperanzas de los fanáticos.

Lo más triste del caso, o le que a mí me deprime, es el fanatismo converso en patriotismo. Cuando el amor a la patria –la madre patria, la nación donde vivimos, donde nacimos, de la que somos dueños- se traduce en un juego de fútbol, en el que 11 hombres son responsables del orgullo nacional por 90 minutos, miles, tal vez millones, sufren o gozan con las habilidades de los futbolistas a quienes les importa un carajo el orgullo nacional y corren tras un balón, se barren, atropellan, insultan y humillan al contrario, al árbitro ciego que no ve las faltas debido a una ceguera causada por una infección monetaria, mientras los fanáticos en masa alimentan los raiting de las televisoras y estás engordan la cartera de los anunciantes.  

En tanto, en la ofensiva los poderes fácticos se reúnen con los “representantes del pueblo” y negocian la privatización de los recursos de la patria…

-¡Gol! Gritan los desesperados sin esperar el alza de precios en alimentos básicos, gasolina, la venta de bosques, la contaminación industrial de mantos freáticos, la explotación desmedida de las minas, el saqueo de los mares, la extracción acelerada y el hurto del petróleo…

-¡Gol! Gritan los miserables del bando contrario sin adivinar que muchos de ellos flotarán en los ríos fronterizos, muertos o vivos, en su último intento por seguir con vida.

Termina el enfrentamiento: los perdedores, frustrados, desbocan su ira contra los inchas del selección nacional victoriosa, o se van a casa y se desahogan en el fondo de los vasos. Buscan consuelo en la música que les repite la historia de su vida: desamor, abandono, fracaso y al final terminan a golpes amistades, compadrazgos, matrimonios…

-Otra vez fallamos, repiten los fanáticos, maldicen a la selección nacional que juega como nunca y pierde como siempre. Se abandonan sobre la mesa, sobre el piso, pierden la cabeza y se evaden de su miseria, de su realidad, de su pobreza, y se quedan ahí para dormir hasta las cinco de la mañana, hora obligada para levantarse con resaca e ir a trabajar por un sueldo que no debiera llamarse así.

-La gente necesita ser feliz, me han dicho varios que escuchan mis críticas contra el fanatismo futbolero.

- Necesitan desfogarse o se volverían locos y quién sabe, tal vez habría mayor violencia. Lo pienso un poco: Mayor violencia significa que los pueblos marginados, pobres, incultos, hambreados, alcoholizados, ¿serían más violentos porque la vida sin futbol no es nada?

¿Qué sería del orgullo nacional si la selección fuera campeona mundial o campeona olímpica?

¿Eso elevaría el autoestima de los habitantes y nos llevaría al primer mundo?

No lejos está el caso de España, hoy en crisis social, política y económica; son los nuevos pobres de la Unión europea y su selección es la campeona mundial.

Si ganara nuestra selección, ¿eso haría que el patriotismo creciera? Habría que pensar de qué nos sirve el “patriotismo” si no hacemos nada por defender la tierra, el mar, los bosques, las minas, los ríos.

Qué pasa con nuestro patriotismo cuando permitimos que nuestra soberanía alimentaria se vaya al carajo y dejamos de invertir en la agroindustria nacional, y permitimos la entrada de transnacionales de organismos genéticamente transformados (OGT) con semillas que dan productos pero no más semillas y que invaden con su genoma nuestros productos agrícolas de origen.

Qué pasa cada vez que vas al super mercado –de línea transnacional- y compras productos orgánicos o productos OGT a precios módicos para ti, pero que castigan a los productores nacionales.

Para qué nos sirve el orgullo nacional cuando en las calles la gente vive en la miseria, cuando no desarrollamos ciencia e industria tecnológica y seguimos consumiendo productos de importación.

De qué sirve que la selección nacional sea campeona, si nuestros sueldos sólo nos permiten sobrevivir y hacemos magia con el dinero, vivimos acostumbrados al endeudamiento y distribuimos para medio comer, medio vivir. Quién piensa en cultura si no alcanza para la sopa, pero hay que guardar un dinerito para las cervezas del domingo que pasamos frente al televisor gritando, si tenemos suerte y las negociaciones lo permiten, un largo y sentido  ¡GooooooOOOOOOl!


viernes, 16 de agosto de 2013

GABINETE SALVAJE 2013, presentación poética de Mónica Gameros



7 de agosto de 2013 a la(s) 12:30




CASO PERDIDO

... Y qué mierda me va a decir la psicóloga
si  guarda su miseria bajo el sobrepeso de su vientre,
atacada por la angustia de verse reflejada en mis demonios.

Cómo podría decirle toda la verdad sin que se proyecte en mí
como un espejo de la mujer que
-en realidad- es ella.

Cómo decirle que respeto sus ideas,
que aprecio su esfuerzo por ajustarme a este rompecabezas,
que es inútil,
que soy pieza de otro juego de mesa.

Cómo decirle que tiene razón,
que su diagnóstico es perfecto: Soy ajena;
no pertenezco a nada, nunca he podido,
las multitudes son cardumen sumido en inercia; inadaptada,
no sé obedecer, no sé callar, no sé evadirme; soy antisocial,
me aparto de las eufóricas y fanáticas masas,
propensas a la ceguera,
dispuestas al mute,
adheridas al protector de pantalla.

Cómo le digo que no valoro lo que todos persiguen,
cómo decirle que soy real,
cómo le digo que para mí 
el dinero no es la medida de nada, de nadie.

Cómo decirle que soy cínica,
que acepto ser contradictoria igual que el resto,
sólo que la mentira me cansa,     y las máscaras,
me gustan nada más,                   
                                           para los días de carnaval...


Somos mercancía, si hay suerte genética,
destinadas estamos
                                        a ser producto de colección.

Todas somos máquinas de reproducción en serie.

Conforme pasa el tiempo,
perdemos  valor en el mercado.
Conforme pasa el tiempo,
los consumidores,
regatean con mayor insistencia.

Podríamos ocupar un lugar en la puja de los coleccionistas adinerados,
siempre  que            -claro está- 
sigamos las reglas del comercio
                                          y nos adaptemos a los moldes más solicitados.

Al parecer no hay opciones de escape:
                                           ricas y pobres tenemos que aceptarlo.

Hacer  lo contrario cuesta: se cobra con aislamiento,
repudio, prejuicio, y al final,
seremos denigradas por ser viejas,
inadaptadas e insolentes,
                                                  putas… 
                                                                   raras.

Somos mercancía: podríamos no serlo.
Es la única oportunidad que tenemos
para escapar de la repisa del remate.

Algunas -unas cuantas- deciden no cumplir con el mercado.

Las menos, se niegan a ser reproductoras;
otras renunciamos a callar,
nos negamos a guardar en secrecía
todo eso que se acepta al recibir una argolla,
una herencia,
un patrimonio.

Nos preparamos para seguir el camino solas.

 Todas somos máquinas de reproducción en serie.

Sin ese poder,
no hay hombre que nos quiera; si lo hubiera,
entonces habría encontrado el verdadero amor,
el más puro, el único;
porque carece de sentido vivir con un hombre
si no es para compartir la riqueza,
o eso me han dicho,

supongo, que igual resulta ridículo vivir con una mujer
que no garantice la herencia genética;

si eso existe, para mí es suficiente prueba
de que el amor no es sólo una idea.


Qué será de mí cuando el desierto se expanda sobre mis cuencos...


En un marasmo, mi cabeza incontrolable navega sobre desdicha,
se me desborda la impaciencia, me invade el rencor ante la destrucción
                                                                               administrada hasta el infinito.

Me pregunto para qué tal cantidad de desprecio.
Cuándo se devaluó la vida. Apenas vale unos billetes; apenas,
unos segundos de vergüenza; apenas un minuto de silencio.

Como si con ello laváramos la culpa de nuestra omisión,
como si con ello limpiáramos nuestro egoísmo impuesto por la cultura del depredador,  tolerado a condición de que no destruya nuestro camino.

La vida no importa cuando se es un suspiro largo;
se vuelve desecho cuando se es parte de una promesa;
cuando se es una señal aguda en medio de un terremoto.
                                              
Me ahogo entre mares de nausea y me repito todo el tiempo:
aún puedo hacerlo, aún puedo revolver el orden de los días, apuntar al talón,
causar la destrucción de toda cosa diseñada por la avaricia
& río hasta las lagrimas al pensar en la inmortalidad,
río peces dorados en migración.

Desbordada, me inunda la furia contra las lenguas del sosiego,
habría que arrancarlas de una tajada,
exprimirlas para refrescar la ansiedad, y por fin,
impulsar osadía.

Sería un mundo bello.
Sería un mundo anormal.

Sobre tus labios, quiero soñar que extenderás los brazos
para sostener a los críos en su libre caída.

Ansío comer flores,
atragantarme con flores,
eructar flores,
y no detenerme
hasta que las estrellas sean tus ojos.
¿Recuerdas cuando comíamos besos y era suficiente?
Qué días los de la fuga,
los amaneceres llenos de sueños,
las noches llenas de fantasía.
La utopía era nuestro idioma,
la rebelión nuestra bandera, y ellos
con la lengua sedada, siempre decían espera,
espera, pero no había paciencia.

Qué días aquellos,
los besos eran pimienta,
el amor algo tangible,
la verdad, perfecta armonía.

Nos fuimos de casa,
rompimos raíces,
atrás dejamos toda su locura,
toda su desidia.

Al mundo normal,
le cerramos la puerta.
Cerramos los ojos
para esconder la llave;
el lixir lo arrojamos al drenaje;
las galletas las dimos a las aves
que se fueron del planeta.

Emprendimos la fuga,
sabíamos que no había retorno,
soñamos con lo imposible,
estábamos dispuestos a olvidarnos de las fronteras.

TEMPESTIVA,
ME DECLARO TIERRA NUEVA
                                               Sin cobro de peaje
                                               Sin erigir fronteras ni aduanas.

            ME DECLARO TERRORISTA
                                               Estallo bajo tu piel.   
                                            
Me desnudo, me entrego, me sincero

Jamás entendí bien los términos del amor.
Para mí no es subasta ni renta.
Para mí no es hastío.
Para mí,
nunca es vacío.
Soy el reflejo de un largo silencio


¿Soledad?
¿De verdad quieres saber qué es?

No es que no haya palabras para decirlo.
No es que no pueda darte una descripción de su forma,
hablar de su textura, tal vez
describir su color, incluso
medir su peso… Oh sí,
ese enorme peso que a momentos 
se torna ligero,
como una hoja que se niega a caer
y decide no esperar el otoño,
sino desprenderse en un paseo largo
abordo de corrientes de aire frío,
sólo para colarse por las calles,
sólo para seguir con su efímera libertad
antes de tocar tierra.

¿Alguna vez has pensado en el poder de la palabra que la nombra?

No me parece conflicto, en cambio
me parece posibilidad.

La mayoría la cree tormento de huracanes
Creen que lo destruye todo. Porque no da paso al debate,
sólo es lo que siempre ha sido,
sólo es lo que siempre será.

Para unos cuantos,
aquellos ermitaños,
solitarios silenciosos,

la soledad demanda reír
en el medio de la destrucción del todo.

Hay que callar y reír a la menor provocación, a riesgo claro
de ser clientela de un manicomio,
pero qué más da.

¿A caso no habitamos uno?
¿A caso no es la regla universal?

La risa abre puertas y ventanas para la insistencia
-casi necedad obsesiva-
de seguir habitando un mundo absurdo,
el que da espacio a todo
para almacenarlo con miras a la devastación,
al derrocamiento del absoluto sentido de lógica, por ende,
a la posibilidad de la rebeldía.

La soledad no permite la reconstrucción del absurdo.
No le es posible,
ni con ayuda del mundo entero.

De hecho,
no hay tal posibilidad,
-en realidad-
no hay posibilidad alguna.

Sólo queda aceptarla como condición propia.
No combatirla,
no desdeñarla.

¿Evadirla?
¿Y para qué?

Al final, todos la conocemos de cerca:
al pie del abandono,
en la orilla de un mausoleo,
al contemplar el infinito cielo
mientras la cuna se dispersa
para evadir la depresión del ego.

Todo es cosa de silencio, oh sí,
ese monstruo que tanto aterra
a los egos amaestrados.

Hablan y hablan sólo porque temen al silencio,
al tremendo vacío que contrae el silencio
que se avergüenza ante una mirada constante.

¿Se puede vivir con ella?

Temo decirte que es necesario,
podría asegurarte que resulta imprescindible.
De hecho…  Es inevitable.


Soledad, vaya concepto,
se le confunde con la desolación,
y no es lo mismo,
nunca es igual.

Con la soledad te devasta la amplitud,
el espacio,
el nuevo significado.

Mueres de risa con el absurdo;
puedes contar cada segundo, cada hora,
cada nube, y nunca,  nunca
terminarás con el asombro,
con el vago trago del asombro
que te hace perderlo todo:

La voz la pierdes a falta de palabras con significado.
El oído lo pierdes cuando te invade la maravillosa polifonía.
La mirada la pierdes en medio del océano del asombro.

Con la desolación en cambio,
la piel es la frontera; la boca,
una cueva por la que tragas toda la amargura del ser,
del estar aquí y no desearlo,
del respirar y sentir el fuego directo en el corazón
que se te muere sin sentido.

¿De verdad quieres saber cómo es la soledad?

Basta guardar silencio, escucharlo todo,
respirarlo todo, contemplarlo todo.


Podría decir que huele a cenizas flotando sobre tu cabeza
mientras un sabor desconocido inunda tu lengua y tu pecho
se llena de preguntas que no pueden ser contestadas
sino en medio del silencio.

Por que la soledad se escucha.
Tiene muchas voces,

Algunas veces
es como el habla de la casa por la madrugada:
rechina entre el eco de tu silencioso andar insomne
y se palpa
como el encierro se palpa
sobre la hoja de papel amarillenta.

Contrario a lo que el mundo entero cree,
la soledad no es ventisca helada.
Se esconde en un beso que se escapa,
gira entre balbuceos que pretenden ser palabras
y sólo son ruido sin importancia.

Se convierte en días, luego 
en semanas, luego
en años.

Se difumina,
nunca se recicla.

¿Has meditado sobre el peso de las palabras
con las que tratamos de evitarla?

Falta comprensión del absurdo de la vida,
-así ha sido, así seguirá siendo-, escucho.

Dicen las voces, mientras resignadas sonríen,
que pienso demasiado,
que hay que ir así
como si no pasara nada,
para no sentir tanto,
para no pensar tanto,
para no preguntar tanto,

por que no hay respuestas,
por que nadie quiere escucharlas.

Escucho cientos de murmuraciones,
las palabras se hacen coros,
se hacen aclamaciones,
se vuelven exigencias de abandonados;
son inútiles llamadas de atención
desde las gargantas de  los olvidados,
arrinconados en sus huecos corazones,
donde se repiten todo el tiempo:
yo me amo, con eso me basta,
yo me amo, con eso basta,
yo me amo, con eso vivo,
yo me amo, soy suicidio.

La humanidad entera somos moléculas de miedo.

Nos aterra la muerte porque nos significa soledad eterna,
y olvidamos que vivimos con ella
desde el primer aliento.

Banales,
llenamos el absurdo vacío con dulces obsesiones:
poder, sexo/ poder, status/ poder poder.

ERMITAÑA, 
ando escondida de la polución, pero es inútil,
se mete por las orillas de la ventana,
por las gargantas de merólicos que al pie de escalera,
al extremo opuesto del corredor,
venden agua, fuego, felicidad.

Ando escondida de los químicos que me causan alergia,
pero están mezclados con el agua que me baña,
con la carne de los muros de mi casa,
con el aire que jalo para seguir suspirando.

Ando escondida del veneno del sistema, pero
por más que hago, siempre me encuentra,
se sale de la pantalla, del teclado, de la radio.

Se alborota y se encierra conmigo en casa,
como si quisiera seguir aferrado a mi piel,
a mi voz, a mis ojos, a mi canto.

Ando escondida,
me repliego por los rincones de la casa,
pero nada basta,
no hay orificio que me guarde,
no hay eco que me alcance para decir
¡Basta!, ¡Ya basta!,
¡No me sigas jodiendo!
Mira que si desespero, te encañonaré y seguro
saldrás corriendo!

Y yo, pacifista como soy,
apago la TV, enmudezco la radio,
cierro las ventanas para rebotar el estertor de la histeria en masa,
y prendo incienso, cierro los ojos, exhalo.

Exhalo y extirpo de mí
 toda esta locura llamada
mundo civilizado.


-Monica Gameros-

Lectura en el 27 GABINETE SALVAJE, Ciudad de México 2013, Foro Hilvana

sábado, 27 de abril de 2013

PONENCIA: MUJER Y LITERATURA: : literatura para exteriorizar el mundo privado mediante la re-apropiación femenina del lenguaje



Abril 25, 2013 FACULTAD DE DERECHO, UNAM
Ciudad de México

COLOQUIO Literatura en Derecho: el texto de la ley y la ley del texto: Abundaré sobre el uso de la literatura para exteriorizar el mundo privado como re-apropiación femenina del lenguaje para visibilizar el mundo de las mujeres y sus derechos humanos.

La pobreza tiene rostro de bronce
y prendido a su pecho
el labio de un niño

La riqueza, en cambio, es rubia
y lleva prendido a su pecho
un diamante que paga por el uso de vientre
para la trascendencia de un nombre masculino…
Monica Gameros


DESMANTELAR  EL LIDERAZGO DE LAS MUJERES
PARA CREAR UN NUEVO ORDEN SOCIAL

Abordar la temática de la mujer y la literatura para mí no es tema de estudio sino de vida. Siempre me he negado a discutir qué es poesía, qué tipo de poesía es válida, y menos aún si la poesía tiene géneros. Para mí la poesía es poesía y ya. No sirve para nada que sea necesario en este mundo monetario que busca en la esencia de cualquier cosa, acción, vocación, persona, especie o fauna, el uso con beneficio.

Sin embargo, y a pesar de lo que se pueda concluir, la poesía sí es útil para quienes somos adictos al pensamiento, la contemplación, la reflexión, el humanismo y la empatía, ya que son factores indispensables para el deleite de la literatura, sin todos estos claro que la poesía no dice nada, claro que no sirve para nada, por supuesto que la poesía es una cosa que le da demasiadas vueltas a las cosas y la vida: quién tiene tiempo en este pragmático mundo para percibir a partir del pensamiento de otra persona que escribe narrativa o poesía.

Qué se puede decir que no haya sido dicho antes: somos humanos, vivimos, amamos, lloramos, odiamos, morimos, aquí y en China tememos al dolor, a la muerte, al olvido.
No obstante, los necios -así dicho en masculino  y sin ganas de victimizar a nadie- dicen que la poesía es un arte bello que no debe hablar con lenguaje común de lo común.

Pensemos en esta palabra COMÚN; significa según la Real Academia de la lengua Española:
1 Que es compartido por dos o más personas o cosas.
2 Que es habitual, abundante o normal:
3 Se aplica al nombre que designa a personas o cosas pertenecientes a conjuntos de seres que tienen las mismas características

Pero también significa: ordinario, vulgar, frecuente.
De hecho, en literatura el mayor de los pecados es el lugar común, es decir, una palabra, frase o idea considerada como un vicio del lenguaje por ser demasiado sabido o por su uso excesivo o gastado.

Para ser más clara, en literatura hay que decir lo que todo el mundo ha dicho pero de otra manera. ¡Vaya problema! ¿no creen?, y esto es prioritario porque de lo contrario nuestros escritos presentarán   poca imaginación, serán vistos como ideas gastadas, comunes, simples, vulgares, ordinarios. Podríamos ser considerados una copia, un fusil, un plagio de la idea de otra persona.

Aquí viene el verdadero problema: bueno los dos problemas a los que me enfrenté cuando pensé qué decir sobre el tema: el primer gran problema es el de la invisibilidad de las mujeres en la historia social, cultural, global.
Para probarlo, les tengo una pregunta:

¿Cuántas escritoras están presentes en tu memoria?

Aquí un poco de información necesaria para fundamentar mi señalamiento:
En la historia del Premio Nobel de Literatura, fundado en  1901 y entregado cada año –excepto en 1918 por la Primera Guerra Mundial, en 1935 –no sé la razón no encontré información-, y de 1940 a 1943, debido a la segunda guerra mundial, un total de 112 personas del mundo han sido premiadas con este reconocimiento, el de mayor trascendencia en el mundo de la literatura, de éstos sólo 12 premios han sido para las escritoras y las poetas, entre las mismas  sólo Gabriela Mistral es latinoamericana -de hecho es la única de las 12 que escribe en español- el resto son europeas, judías o norteamericanas.
Analicé las características por las que estas mujeres fueron premiadas y de éstas 12 escritoras y poetas, sólo tres fueron premiadas por su lenguaje crítico y su descripción de la miseria de los desposeídos, el resto fueron premiadas por su imaginación, su sensibilidad y su idealismo.

Sigo pensando en nombres de escritoras y mujeres dedicadas a la poesía, no puedo  sino pensar en SAFO, la primera de las poetas de las que tenemos registro: Nacida en el año 600 a.C., es la primera poeta lírica griega cuya fama hizo que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa.

Nació en la isla de Lesbos, como la mayoría de las escritoras y poetas hasta el siglo XX, había nacido en una familia con status económico alto. No se sabe cuando murió, pero  hace referencia de su vida en sus poemas y cuenta de sí como una anciana que goza de una vida tranquila y en armonía con la naturaleza.

La poesía de Safo se caracteriza por un exquisito uso del lenguaje, con perfección formal, intensidad y emoción. Inventó el verso de tres endecasílabos y un adónico final de cinco sílabas, hoy conocido como oda sáfica
Expongo algunos fragmentos de su poesía:
Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!

A mí en el pecho el corazón se oprime
sólo en mirarte; ni la voz acierta
de mi garganta a prorrumpir, y rota
calla la lengua.

Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
presto discurre; los inciertos ojos
vagan sin rumbo; los oídos hacen
ronco zumbido.

Cúbrome toda de sudor helado;
pálida quedo cual marchita yerba;
y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
muerta parezco.

SOL DE MEDIA NOCHE
Se han puesto ya la luna y las pléyades.
Es media noche.
Pasa el tiempo. Y yo
sigo durmiendo sola.

Como se puede apreciar SAFO habla del amor, del deseo, de la muerte y la agonía de la ausencia, es un espejo de la vida de las mujeres de su época y no falta la identificación que al menos yo tengo con ella más de 2 600 años –por decir algo- después de que escribió estos versos.
Pienso en el lenguaje de la poesía que se usa para decir algo con palabras e imágenes de manera indirecta, secreta, hermética, a caso en secrecía y no puedo dejar de pensar en nuestra escritora y poeta Sor Juana Inés de la Cruz con su poema Hombres necios que acusáis, que transcribo:

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
  el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
  y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

Ahora, ubicando el tiempo de esta escritora que nos habla del machismo de su época, de los seductores, depredadores sexuales y luego discriminadores de la liviandad de sus amantes en el siglo XVII, no me siento lejana de tal situación y no encuentro que diga las cosas sin decirlas o con un lenguaje diferente al común de nuestros días, a caso en algunos vocablos que no me resultan incomprensibles sino todo lo contrario.

Sor Juana Inés de la cruz habla de su mundo, del mundo que ve desde la celda del claustro donde resguardó su independencia y libertad, negándose al destino de su origen dictado por los valores sociales y morales de su época, no dejó de referirse al mundo de lo público y no ocultó el mundo de lo privado, es decir, al mundo de las mujeres.

Sigamos el curso de la historia, las cosas no cambian mucho, Sor Juana y SAFO son a los ojos de la historia dos pioneras de la literatura femenina que además de hablar de su mundo de manera abierta y directa, lo hacen con un lenguaje que se distancia de los canones literarios de su época y esto se vuelve una constante en la poesía y la narrativa hecha por mujeres, quienes además en su estilo demuestran una constante rebeldía al establecimiento del orden social en el que viven.

Pensemos en el derrocamiento de los reinos y la emancipación de los ciudadanos como ruptura del orden social donde los hombres se hacen iguales ante la ley, no así las mujeres. Es la permanencia del mundo público sobre el mundo invisible de lo privado.
Y eso de dónde viene, me pregunto siempre.

Supongo, pues nadie lo acepta de manera abierta, que viene del mundo del hombre, el mundo público que se encarga de lo que sí importa, y aquí perdonen el sarcasmo, pero es preciso que remarque la parte del mundo público: pensemos en las sociedades modernas, las que vienen de la organización de “los iguales”, el mundo del que vienen las leyes, el reconocimiento de los hombres con propiedades como iguales, como sujetos de derechos, como individuos con garantías civiles en el llamado contrato social que destronó el poder de los imperios controlados por los “descendientes de dios”, en ese tiempo, las mujeres no tenían derechos, no tenían capacidad para controlar sus herencias, no tenían ”inteligencia” para vivir en control de sus cuerpos, mentes y riquezas, es más, ni siquiera tenían alma. Hoy esto nos parece una cosa del pasado y no obstante, seguimos viviendo entre lastres de este tipo de ideas.
Las mujeres seguimos, con todo y derechos humanos, con todo y leyes en contra de la violencia de género, con todo y protección jurídica de los países occidentales, viviendo bajo ciertos estereotipos.

Basta acudir a cualquier oficina, centro comercial, empresa, maquila, escuela, hospital, incluso el mismo Congreso de la Unión, para observar la actividad de las mujeres que ahí desempeñan su vocación o función laboral: servir el café, seguir las órdenes de los supervisores, atender a los clientes, limpiar a los enfermos, legislar sobre la protección de los grupos vulnerables, y aquí hay que mencionar a estos mismos: gente de la tercera edad, infantes, madres solteras, población indígena, grupos de la diversidad sexual, grupos marginales, adolescencia y juventud en situación de calle, niñas y mujeres esclavizadas por la Trata de blancas…

Si pensamos que en 1789 los derechos del hombre fueron la bandera de la igualdad entre los hombres y que tres años después una mujer llamada Olympe de Gouges se manifestó a favor de los derechos de las mujeres, estamos hablando de 124 años de emancipación femenina por la equidad y el respeto a sus derechos humanos y sus garantías civiles frente al poder del contrato social.

Esta Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana es uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación con los varones.

Declaración de los derechos de las mujeres y de las ciudadanas
I - La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.
II - El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.
III - El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos.
IV - La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón.
V - Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan.
VI - La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos.
VII - Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa.
VIII - La Ley sólo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres.
IX - Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley.
X - Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley.
XI - La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.
XII - La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada.
XIII - Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades.
XIV - Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no sólo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto.
XV - La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público.
XVI - Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción.
XVII - Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización.

Este documento, escrito por una mujer que igual luchó por los intereses de la revolución francesa es un alegato jurídico radical por la equidad del género femenino ante la ley y el nuevo orden social de la llamada democracia.

La autora se apropia del lenguaje y lo usa para  denunciar  que la revolución de los civiles en contra de la nobleza y la jerarquía eclesiástica olvidaba de manera conveniente el lugar de las mujeres en su proyecto de igualdad y libertad, y reclamaba trato igualitario en todos los ámbitos de la vida tanto públicos como privados: derecho al voto y derecho de ejercicio y control de la propiedad privada,  participación en la educación y en el ejército, así como ocupar cargos públicos y por supuesto igualdad de poder en la estructura de la familia y dentro de  la Iglesia.

Un nuevo movimiento social que pedía el cambio del status quo se dio dentro del imperio del Zar Pedro el grande, los comunistas exigían el fin del imperialismo y un nuevo orden en el que los trabajadores tuvieran trato justo por parte de los dueños del dinero y de los medios de producción, era la revolución del proletariado y no de los burgueses, y las mujeres participaron como siempre en busca de la igualdad y la equidad, fue entonces otra mujer la que señaló el conveniente amnesia de los compañeros de lucha frente al orden social al interior de las fábricas y las familias en donde las mujeres no tenían ni opinión ni control de sus vidas: Rosa de Luxemburgo, comunista asesinada por discrepar de la opinión de los líderes de la revolución proletaria, fue descalificada por su pensamiento crítico por líderes encumbrados y corrompidos por el poder sobre los ejércitos rojos.

No puedo dejar de citar a Gabriela Mistral por ser la única latinoamericana con Premio Nobel de Literatura, concedido en 1945: poeta, pedagoga y diplomática chilena Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957) escribe su poesía en torno a la maternidad, el amor, la naturaleza y la muerte.

Usaba el lenguaje coloquial (común) en lugar del lenguaje esteticista del modernismo. Libros publicados: Sonetos de la muerte(1914), Desolación (1922), Lecturas para mujeres (1923), Ternura (1924), Nubes blancas y breve descripción de Chile (1934), La lengua de Martí (1934), Tala (1938), Todas íbamos a ser reinas (1938), Antología (1941), Lagar (1954), Recados, contando a Chile (1957), Poema de Chile (1967, edición póstuma), Almácigo (2008, edición póstuma de poemas inéditos) y Niña errrante (2009, epistolario con Doris Dana)


POESÍA CATÁRTICA
El lenguaje de un mundo invisible

A veces tengo un sueño de un árbol
Y el árbol es mi vida
Una rama es el hombre con el que debo casarme
Y las hojas, mis hijos
Otra rama
Es mi futuro como escritora
… y cada hoja es un poema
Otra rama es una brillante carrera académica.
Pero, mientras intento elegir
las hojas empiezan a tornarse cafés y flotan lejos
hasta que el árbol está absolutamente seco.
Sylvia Plath

Volvamos a la historia, recuerden que sólo una de las doce mujeres premiadas con el Nobel de literatura es latinoamericana, me refiero a Gabriela Mistral, premiada antes que su connacional Neruda y antes que Octavio Paz, es una de las poetas de los países latinoamericanos, que viene del mundo marginal, es la única mujer entre  los pocos latinoamericanos premiados.

Hoy la situación en esta región global no ha cambiado gran cosa: el mundo de la literatura sigue descalificando la escritura de las mujeres por el uso del lenguaje para hablar de su mundo, el mundo privado, el que se guarda con llave y demanda la discreción para no atentar en contra de las buenas costumbres que entre otras cosas toleran la violencia de género y el abuso sexual,

Hoy las editoriales y librerías discriminan a la mayoría de las escritoras y las poetas latinoamericanas, siempre quedan en segundo plano después de los hombres dedicados a la escritura, y estos mismos deben enfrentar la discriminación frente a sus congéneres europeos o norteamericanos, ya que apuestan por la literatura comercial o reconocida de plumas con prestigio internacional.

Entonces las mujeres latinoamericanas deben saltar la valla de las plumas de la generación del boom como Gabriel García Márquez y Vargas Llosa, o de plumas comerciales como el gurú Coelho quienes venden aún más que Isabel Allende o Elena Poniatowska, la llamada Princesa Roja.

La poesía de las latinoamericanas es rebeldía pura que permite reconstruir el mundo femenino junto o “a pesar del hombre“, como dijera Virginia Woolf, quien además aseguró alguna vez que la mujer escritora o poeta requería dos cosas para dedicarse a la literatura: independencia económica y libertad concreta en una habitación privada donde se le permita trabajar sin interrupciones.

No es raro que la mujer que escribe tenga que hacerlo al tiempo que amamanta, cocina, cuida a su descendencia, hace las compras del super o atiende las tareas de casa además de trabajar en una profesión alterna, ya que muy pocas de las mujeres que nos dedicamos a la literatura, pueden vivir de su pluma.

Como Safo y Sor Juana, seguimos escribiendo de nuestro mundo, en nuestro lenguaje y usamos la palabra como herramienta para visibilizar nuestra cotidianidad: la catarsis es en muchas ocasiones, el motor de nuestra interpretación de la vida y del mundo que nos ha tocado experimentar.

Aquí cabe pensar en la forma en que vivimos quienes hacemos literatura. Me gusta pensar que somos antenas receptoras, lupas de la realidad, pantallas de plasma que representan los días y las noches mientras contemplamos lo que el resto no puede o no quiere observar.
Quienes escribimos vivismos en soledad y silencio; escribimos sobre las  emociones y los sentimientos, sobre la nostalgia, la alegría, la rabia, la melancolía y la añoranza o desde la ficción, la historia y la fantasía contamos historias de mujeres irreales que viven experiencias reales y comunes a los de toda mujer sobre la tierra: amor, odio, maternidad, muerte, pasión, lujuria, en soñación, magia o desde el realismo con sentido crítico, social y en busca de la empatía hacia los menos favorecidos, por decir algo de lo mucho que inspira la escritura.
Es una labor solitaria que nace de la contemplación y el silencio, de la introspección y de las ensoñaciones así como los recuerdos y las incertidumbres que más aterran a la humanidad: muerte, desamor, odio, soledad, fin del mundo, guerras, miseria, al tiempo que abordamos sus contrarios como el amor, la pasión, la lujuria, la esperanza, la paz y la belleza entre otros grandes temas.

Y quiero citar algunas mexicanas que lograron el reconocimiento de sus pares en su tiempo: hablo de Elena Garro, Rosario Castellanos y  Dolores Castro, por citar algunas…

Elena Garro (1917-1998) quien nació en Puebla y se casó con el Premio Nobel de literatura mexicano Octavio Paz. Garro un personaje contradictorio, escribía sobre los desposeídos y llevaba la realidad de los mexicanos más pobres a sus novelas, al tiempo que era amiga frecuente de personajes con gran peso en la política mexicana de su tiempo. Destacan sus libros Un Hogar Sólido (1958) –en el que evoca varias realidades-, Felipe Ángeles (1979) en el que dramatiza con conciencia política y cr´tica el sistema mexicano de la revolución y Matarazo no llamó (Novela, 1991) en la que escenifica la lucha sindical.
Elena Garro fue una mujer que solía inspirarse en la libertad y la figura femenina. Un ser contradictorio en muchos sentidos, calificada como paranoica, era a decir de muchos un remolino.

Algunos críticos la consideran la segunda escritora mexicana más importante, tras SorJuana Inés de la Cruz. Otros la señalan como precursora del realismo mágico, al haber publicado su novela Los recuerdos del porvenir cuatro años antes que Gabriel García Márquez escribiera sus Cien años de soledad.

Premios

•          Premio Xavier Villaurrutia (1963), por Los recuerdos del porvenir.2
•          Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 1996
•          Premio Sor Juana Inés de la Cruz (1996).
•          Premio Grijalbo (1989).

Rosario Castellanos, nació en la Ciudad de México en 1925 y murió en Tel Aviv en  1974. Considerada la mejor poeta del siglo XX en México, curó estudios de letras Universidad Nacional Autónoma de México. Su vida en Chiapas y su trabajó en el Instituto Indigenista Nacional en Chiapas y en Ciudad de México, preocupándose de las condiciones de vida de los indígenas y de las mujeres le dio la experiencia de vida que trasladaría a sus poemas con sinceridad para exponer la inadaptación del espíritu femenino en un mundo dominado por los hombres, su experiencia con el psicoanálisis y una melancolía meditabunda.

Su poesía, en la que destacan los volúmenes Trayectoria del polvo (1948) y Lívida luz (1960), describe las preocupaciones derivadas de la condición femenina.

Transcribo su poema Meditación en el umbral:

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoi
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Messalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.

DOLORES CASTRO, nació en Aguascalientes en  1923, estudió Leyes y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, y posgrado en Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid.
Fundadora de Radio UNAM y colaboradora en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. Participó en la conducción del programa Poetas de México en el Canal 11 de Tv, junto a Alejandro Avilés.

Docente en literatura en la UNAM, la Universidad Iberoamericana, la Escuela de Periodismo Carlos Septién, entre otras instituciones. Formó parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos, integrado por Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Javier Peñalosa, Honorato Ignacio Margaloni, Efrén Hernández, Octavio Novaro y Rosario Castellanos.

Esta poeta piensa que hay una poesía femenina, que existe un lenguaje femenino y uno masculino en la vida diaria.

Reconocimientos
•          Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz
•          Premio Nacional de Poesía, Mazatlán, 1980
•          Premio III Nezahualcóyotl (junto con José Emilio Pacheco), 2004

Transcribo uno de sus poemas

Tríptico

I

Detén este cordel mientras los ato.
Deben atarse bien
de dos en dos
dedos pulgares.
Sólo te digo que tengas el cordel,
no que los mires a los ojos.
Sólo se trata de colgarlos de los dedos
y que hablen.

II

¿Y qué quieres?
Éste no habla. Éste
es de esos desgraciados
que se tragan el miedo
de un bocado.

III

Duelen los dedos, duelen
los pulgares.
Y sigue este dolor hasta los dedos
[de los pies.
Y duele que se acerquen
a ver cómo nos duele.
Y duele
que esto ya no duela a nadie.


Cómo arden, arden
mientras van a morir empavesadas
las palabras.
Leñosas o verdes palabras.
Bajo su toca negra se enjaezan
con los mil tonos de la lumbre.
Y yo las lanzo a su destino;
en su rescoldo brillen.


Nunca Ceniza
¡Nunca será ceniza!
¡Fuego! ¡Fuego!
Impalpable coto de caza,
mundo de nuestro límites,
Inmenso.
Mundo con atadura de seda
y cerradura
con amoroso cerco de púas.
Mundo de nuestros límites:
hacia la media miel
la punzadura,
hacia la música el estruendo.
El paso llano
y a medio pie
el abismo.
¡Fuego, fuego!
¡Nunca será ceniza nuestro anhelo!

Por último y para cerrar esta ponencia concluyó que hoy la poesía tiene voz femenina directa, franca, abierta. Los temas son los de la vida de las mujeres, el lenguaje común con la pertinente construcción de imágenes que representan el mundo privado, en constante lucha por abrir la puerta para visibilizar los días y las noches de las mujeres que día a día se expresan en sus núcleos familiares y en sus profesiones o vocaciones como seres creativos y demandantes de una vida equitativa, con respeto a sus garantías civiles, sus derechos humanos y la justicia como base de sus vidas.

Si la poesía es el uso de las palabras para hablar de los mundos imaginarios o reales y si dentro de este género se dibuja la realidad en la que viven las mujeres del mundo, queda abierta la discusión del porqué los críticos de la poesía descalifican a las poetas tan sólo por hablar de su mundo.

Mónica Gameros
COLOQUIO
Literatura en Derecho:
el texto de la ley y la ley del texto.
Facultad de Derecho UNAM
25 abril, 2013