RATA DE ALCANTARILLA Monica Gameros
Tercer Cuento publicado, del libro IDEAS PARA VOLAR
Editorial Start Pro (2009)
Sus reclamos de tiempo y cercanía tejían las primeras horas del amanecer. No sabía cómo explicar éste sentimiento que la ahoga cada vez que abre las páginas de un periódico, El que sea, no importa el nombre a veces tampoco importa la línea editorial; las noticias siempre son las peores, a excepción de las fantasías casi cumplidas de colonizar Marte, gritaba desde el extremo de la mesa.
Las hojas del diario le contaban del pasado entre murmullos, corrían frenéticos los titulares, se expandían hasta escaparse del formato y se mezclaban con la sangre de la foto, con las arterias de la tierra reventadas y los suspiros del cosmos azotando nuestro ego.
-Entre cientos y cientos de páginas publicadas no hay más que tragedias, abusos, robos, engaños…
Vociferaba y maldecía todas las mañanas al poner sus ojos encima de los detalles de las fotografías en blanco y negro.
Espiaba a los incautos de la cámara en el momento del siniestro suceso; los describía en la memoria para no olvidar a los violadores, a los yuppies de cuello blanco, a los médicos que matan a las fanáticas de Venus, a los viejos abandonados en callejones, a las mujeres desconocidas de la morgue donde sus amantes las despiden antes de extraviarlas en la fosa común.
-A todos sin excepción habría que recordarlos, incluso por seguridad propia, decía mientras desorbitaba la mirada en la expresión de una psicópata.
En medio del fanatismo mórbido, adicta de la contemplación de la vida en el diario, sentía remordimiento y acariciaba las páginas mientras se decía en voz alta:
-Dar un poco de amor a lo que queda del árbol donde todo se aprieta las ganas de salir corriendo y ata con listones de seda la histeria por bajarse del tren que nos lleva a todos al infierno. Todo lo que hay en los diarios es un juego con el que se sostienen las justificaciones, para no aparentar avaricia y ambición.
Los pensamientos van y vienen por su cabeza. Los demás no existimos por que nunca pone atención a las palabras del otro. Se pierde sin control en sus meditaciones y en sus dudas para caer, de nuevo, en su monólogo interno…
En el audio casero, escuchamos a Joaquín Sabina con su voz aguardientosa; canta sobre una posible mudanza a la calle de la alegría...
-Las noticias están llenas de sangre y guerras por oro negro; para derrocar a un tirano; para castigar a los verdugos del pasado, a los torturadores, los asesinos; para las mujeres mutiladas, tiradas en el desierto, comidas a tirones por perros y otros animales rapaces; para los golpeadores y sus mujeres en las planas del diario.
Inquisitiva decía -señalando la foto de un judicial escondido en su traje negro presentando al Narco Líder Number One - Si los observas un poco, ambos se miran con ese gesto de hartazgo y auto-exoneración… y luego… mira los grupos de choque, con los hombres y las mujeres más pobres, sin educación, utilizados para contener las ansias de la miseria y el hambre que se los traga también a ellos sin que se den cuenta.
La charla se escapa como en ráfagas, en ritmo con su ritmo cardíaco. Me evado un poco de su angustia y observo los rostros que penden de una tachuela sobre la pared. Muchos de ellos sostienen ira. Otros tienen el rostro de la certidumbre y la sonrisa de firme aquí y el contrato será un hecho… Son los retratos de todos los que ella quiere recordar,” por seguridad propia”.
A ratos vuelve al presente y actúa como si nada pasara. Te observa dos segundos y determina qué necesitas. Así que extendiendo una de sus ramas, me sirve más té verde.
Con sus ladridos Joaquín Sabina nos dice que nos escapemos por la ventana cuando Él nos diga que tengamos cuidado. Me gusta la idea de salir corriendo antes de que nos aniquilen los reproches y me sigo con la rola pero Ella sigue observando las fotografías del diario, a ratos esculca entre las palabras para saber la historia de la mujer detenida por felonía o la que fue secuestrada y ahora representa su trauma mientras otros pagan por el morbo de saber que pasó, ¿la tocaron?, ¿muchas veces?, ¿qué cosas le decían? … ¿la violaron?, seguro le dio asco, si no, le gustó y por eso ahora estos dramas en el teatro….
De un grito, consigue que vuelva de mis ideas revueltas y la vea de reojo. Advierto sus primeras arrugas, aunque parecen más líneas de angustia. Tiene los ojos desorbitados y la boca abierta como si fuera a maldecir a toda la galaxia y empieza de nuevo con el monólogo pero con altavoz.
-Por sí fuera poco, le estamos rompiendo la maus a la tierra, nada más por existir, respirar y exhalar CO2; cagamos azufre y otras porquerías; somos las abejas llevando entre las patas el polen transgénico de la depredación. Somos el ejército de las calamidades y los jinetes apocalípticos juntos, unidos para terminar con el agua, el cielo, con todos nosotros…
Pierde la voz conforme se vuelve a ir de viaje a sus centros de debates ontológico, sigue navegante entre sus cavilaciones; sus ojos buscan en la habitación sin poner atención a su amante en el extremo de la mesa. Lo ve de reojo como se ve el cuadro que se pone en la pared, ignorado con el tiempo que siempre corre, nos impide observarlo y recordar porqué lo pusimos ahí.
Su otra voz lamenta dentro de su cabeza, se libera y sale como un viejo canto por la fiera garganta de esta frenética.
-Yo misma tengo pedazos de árbol en mis muebles, en mi lecho, debajo de la PC, un montón de circuitos y chips de plástico, metal y chingaderitas microscópicas, producto del arte que el Tigre Asiático hace sin descanso, sin reparo, sin un segundo de inmovilidad; el tigre salta e invade, el tigre quiere llevarnos a todos al siglo en el que vive, uno muy remoto, uno lleno de cielos hechos de cristal y plantas de ornato inmortales para ser el recuerdo de que un día vivimos en el paraíso.
Vuelve como un submarino a la reflexión, su vientre se incendia por saber las noticias del mundo. La voz de su cabeza sigue charlando con Ella. La otra voz en la habitación, le pide explicaciones de porqué no tiene tiempo para escucharlo sin evadirse. La voz la llevó a un rostro desconocido. Los gestos le parecieron los de un limosnero. Observó cuidadosamente al otro, al de enfrente y piensa en su bebé que Nunca nacerá porque traerlo a una vida miserable le haría la muerte más pesada, llena de culpas y temores por las semillas malditas que no se atreve a dejar en la tierra a la que estamos destruyendo, devorando sin límite y sin piedad…
Y otra vez se pierde en las conjeturas de la licuadora que lleva en la cabeza.
En silencio, meditabunda como por empatía, sigo con Ella, con sus cavilaciones y su amante de ornato que de vez en cuando lanza lamentos para dejarnos saber que sigue respirando.
De alguna forma sé que tampoco existo para Ella.
He tenido que lidiar con los ánimos sexuales de su amante de ornato, para que detenga los lamentos unos días, mientras Ella sigue pensativa y busca la reconciliación de sus culpas de estar viva.
Vivo frente a Ella, pero no existo por que no cabemos en el abismo de su desquiciada cabeza.
Ya es medio día.
El bochorno me recuerda al perro omnipotente de Bukowsky. El sudor se me pega como un chicle derretido en la banqueta. Si pudiera ladraría hasta el cansancio, pero estamos sentados alrededor de la mesa triangular y su amante de ornato va ganando la partida de domino.
Frente a nosotros la puerta de roble nos separa de una dimensión paralela a la nuestra, donde ésta mujer vive con la misma historia pero con descendencia. Tres luxares después de que naciera su hija.
Es la anciana que está muriendo en un mundo donde el agua viene de las manos de un depósito electrónico que dosifica la ración precisa de agua diaria, según determinaciones de la Confederación de Gobiernos Humanos en el Cosmos (HGCC), asesorada por el Consejo Interplanetario de Salud Humana, que después de estudios y experimentos millonarios, determinaron horarios y dosificaciones del vital líquido, en seguimiento exacto de los resultados del examen genómico que se hiciera a cada uno de los humanos.
De ese lado de la puerta de roble, la comida está en paquetitos llenos de nutritivas pastillas que les mantienen vivos e hidratados, pero a Ella ya no le sirve, está muriendo después de 60 luxares, algo así como 450 años.
Es el tiempo que ya no permite que su piel la proteja, es suave pero se rasga con mucha facilidad, sólo por la falta de agua.
La suavidad capilar tiene una textura parecida a la piel de las serpientes, solo que las escamas son tan finas que no se perciben bajo la luz artificial que utilizan en casa. Los humanos han mutado y Ella es una mujer serpentina que muere en el tiempo Standard de los de su raza.
En este lado, Ella sufre una crisis existencial y es apabullada por los reclamos de su desconocido amante, a quien por ratos escucha y observa sin pensar en lo que dice, sin preguntarse porqué de pronto, éste hombre desaparece por espacios de tiempo corto, mientras en su mente ve su futuro paralelo.
Del otro lado casi muerta, escucha las palabras pero observa su piel, observa los ojos de la joven que tiene frente a sí, sin preguntarse quién es, porqué es exactamente igual a Ella.
De ese lado ella escucha los relatos sobre el mundo que hay en Xz90, un planeta azul donde la chica idéntica a ella pasó sus últimas vacaciones. Cierra sus ojos para imaginar las cascadas de agua neón en las que la joven dice que nadó por horas, para que su piel absorbiera las sustancias del agua y se fortaleciera.
Una pantalla al frente de la cama donde descansa, proyecta imágenes de la vida en la tierra, un mundo al que ya nadie conoce, pues fue abandonado por la humanidad tres mil años atrás.
La pantalla de este lado de la puerta, deja ver un mundo sin agua, sin árboles, sin selvas, sin animales. Un mundo con guerra y contaminación, un mundo que envenenado murió rápidamente aniquilando a millones de personas y miles de especies.
-Demasiado lejano aún como para aguantar toda una vida sin volver a ver otra criatura viva que no sea humana, aunque solo fuera una rata de alcantarilla, dice, mientras pasa de su lado al nuestro y acaricia la mejilla de la joven idéntica a Ella.
Guarda silencio mientras sigue con el examen visual del noticiero en la pantalla al tiempo que deja escapar sus últimos respiros.
De este lado de la puerta, su amante de ornato está fumando y me ha invitado una cerveza, hoy tiene ánimos y yo estoy aburrida de ambos.
Me pregunto que pasaría si entrara por la puerta de roble y me aterra pensar que eso podría destruir la lógica de esta dimensión, pues me convertiría en la hija de Luzbel abriéndose paso tras los jinetes del Apocalipsis.
Idea aterradora por comprometedora, pero gratificante si pienso que el grupo más privilegiado serían como Ella y los que nos servirían por siempre serían como él.
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