martes, 23 de agosto de 2011

LA NIÑA MOLOTOV



a los estudiantes chilenos  con admiración por su lucha
en pos de la educación gratuita en su país.
Fuerza chilenos, el mundo entero está con ustedes
desde México, un abrazo



“En mí, creo que se trata de un pesimismo natural;
natural y radical.
En el fondo,
creo que soy una de las pocas personas
que cree en la mortalidad.
Eso influye mucho.
Sé que todo va a acabar en fracaso.
Yo mismo. Vos también”.
JUAN CARLOS ONETTI



América, ejércitos de billetes van en camino a la guerra,
de la nada surgen a la nada vuelven; desfilan podridos, ciegos, sordos;
sonríen con rostros prestados y mantienen en vilo el momento
en el que nos entregamos al naufragio: resignados,
conformes con la injusta verdad donde sólo somos peones,
carne de cañón, un numero al azar.

Limitan y encarrilan a los dóciles que en vano
tratan de conseguir la calma de los indignados.

Sé que carezco de claridad frente a la niebla, tramposa cubre el paisaje y éste engaña con
veredas arboladas, valles claros, días soleados, explosiones de endorfinas.

Por más esfuerzo que haga, no logro entender las reglas del juego:
sigo sin aceptar los costos de la vida; los pagos diferidos de
la miseria; las caídas libres en las fauces de la euforia.

Como si fueran templo, los billetes chorrean sangre sin deteriorarse bajo el enjuague,
viajan de la mano de un pobre a la de un miserable;
escapan de los dedos cautelosos que se resisten a soltarlos,
se convierten en segundos de años luz.

Será que carezco de la ansiedad por tenerlo todo para guardarlo en el olvido.
Será que no comprendo cómo es que sigues y sigues,
sin pensar que hoy es un suspiro,
que esto se terminará cuando alguien tome nuestro sitio.

Me impacienta la fatal tendencia para aceptar la realidad próxima,
sonreír frente a los escombros, arrinconarse para soportar las mellas;
creer que no es posible, que ya todo está perdido…
Conviene harto que aceptemos sin cuestionar,
que tengamos fe en la suerte y la sensualidad;
que atesoremos lo único que no tenemos,
que ansiemos trabajar para obtenerlo,
que les paguemos por hacerlo.

No logro entender al complejo personificando su despilfarro,
con su obscena ansiedad de comprar, con su ley de que todo tiene precio:
termina por clonar la imagen de la felicidad & la normalidad,
pero su hedor plástico permanece,
no sabe a nada, no tiene textura, no hay matices en su color,
sólo brillan como el charol.
¿Soy la única sin sentido del humor?
no entiendo el lado amable, me indigno ante lo inaceptable e
inconforme permanezco en el asombro.

¿A caso no es suficiente abuso de poder para enfurecer?
¿Para sentir el hervor de la sangre, la llaga de la angustia,
el latigazo de la empatía?
                     ¿No es tiempo de dejar de perdonar y olvidar?

Y qué importa si no soy chilena, argelina,
irakie, cubana, venezolana, inglesa, griega.

Hoy soy la mecha prendida, la tinta vuelta transformada gasolina,
la voz sumergida en indignación.

Cómo seguir aliviada de no estar en medio del fuego cruzado,
de no permanecer bajo el chorro de químicos que intentan anegarme el grito;
de no ser detenida, torturada, desaparecida.

No importa si no eres pobre, igual temerá por la noche;
no importa que seas rubio, igual podrías ser asesinado en un campamento de verano;
no importa si eres hombre, mujer, niño,
las balas vuelan en parvada hasta encontrarse contigo.

Es en medio de la guerra, de los cañones y las balas,
que el amor escupe vida; es entonces
que se debe escribir, cantar coplas,
beberse los labios de la amada que te anhela en la distancia,
porque si no es en medio de la guerra que se tiene que hacer poesía,
no lo será tampoco en medio de la calma:
                        La verdad no entiendo la paciencia;
                        la verdad, hoy
                        soy una bomba molotov.



[a los indignados]
...libertad SOY moneda rota VACÍO luz en tus ojos ALARIDO...



IMPACTO

No hay nada como añorar al extraño
amor que nos fragmenta
a toda velocidad
impío, silencioso, maquiavélico
La niña flor


Sólo pienso en verte frente a mí, con esos ojos profundos, con tu semblante calmo,
con tu cabeza en paz como bandera blanca al ver la televisión llena de balas, escurriendo sangre;
y luego, tus brazos como un manto, tus besos en lluvia,
quisiera evaporarme, viajar con el viento
hasta tu mano fuerte en puño en protesta

Deseo, vaya que deseo, tenerte en el centro de mi pecho astillado,
verte en picada, sobre el caos, sobre la furia;
levantaré los brazos y cederé paso
directo a mi archivo de recuerdos imaginarios donde gritas que me amas
y levantas la voz para hacerte escuchar sobre la cordillera nevada

Mis ojos preguntan por tu rostro, mis dedos
extrañan tocar tu barba y mi lengua enloquecida
no hace más que preguntar por tu voz;
no creo que sea nostalgia lo que despiertas
creo que es un huracan de fuego
un puente en medio del abismo
una puerta en medio de la nada.

Las palabras se me escapan, los calificativos son inutiles,
no alcanzan para describir lo que dentro de mí estalla.