EDICIÓN ESPECIAL
DASEIN
la niña flor
Mónica Gameros
Cascada de Palabras
cartonera
Índice
I
Soy una niña flor vomitada por el limbo
devuelta a la tierra de los muertos
Soy una niña flor que gira y gira en medio de
una marabunta que viaja por las entrañas de la tierra, a
bordo del gusano naranja, perdido entre las grietas de este Mictlán...
II
Cuando niña, me gustaba subir a
lo más alto de la casa del abuelo,
recostarme sobre las tejas,
perderme en las nubes...
III
Nacida en Aztlán, emigro desde la locura y la ceguera hasta el llano del génesis
Sobre el camino de mis abuelos voy contando cuarzos
y amatistas, riachuelos escarlata, montañas rasgadas.
No soy como los viejos que viven para tejer
la tierra, adorar a dios, mantener con vida al sol...
IV
Soy canto del viento, hojas arremolinadas por el terror;
al pie del volcán bailo sin descanso.
Mis ojos brincan sobre el filo de la quebrada
donde la mirada se me cansa, anegada por la miseria...
V
Hoy todo es un segundo cristalizado. Busco espacio. Me fragmento:
soy un satélite a la deriva, el sueño de un ateo.
Sobre la arena mis ojos son parabólicos. Las estrellas se abrazan y cubren al mundo,
protegen nuestra frágil existencia. Desde el infinito lanzan resplandor...
VI
Aquí, detenida, quiebro mi nostalgia en la bahía,
soy ola rota, espuma, brisa. Pienso en la oscuridad del mar abierto,
en el rugir de los dragones ocultos en la negra noche, salvajes y hambrientos...
VII
América, mis raíces vienen de la tierra negra & a la tierra negra
he devuelto la semilla blanca. Esto que soy, este montón de huesos,
convertidos fueron sobre el canto del viento...
VIII
Emigro como todos los días, escapo por el cinescopio.
Hartos del asfalto, de los cielos espejo, de las nubes incrustadas en rascacielos,
mis ojos suben al avión para saltar & rebotar sobre el cielo...
IX
Yo nunca pensé en caer, sólo pensaba en volar
Envidiaba a las aves, a las nubes, sin propósito alguno,
sólo flotan sobre el mundo...
X
Cómo decirte que el tiempo está hecho de burbujas
que el mar canta mientras se lanza contra la arena;
que las luces del cielo son cascadas de tiempo;
que los peces son manecillas de lo eterno...
XI
No hay trucos. ¡Salta!
La lengua del dragón nos llevará al puente ácido:
nuboso sabor a tierra, nuboso salado, nuboso amargo.
XII
Incoherente, enfrento al mito de la perfección.
El mito es una roca inmortal. Inmutable
me lleva al exterminio, al sometimiento de una sola idea...
XIII
Un huracán de palabras danza sobre nuestras fauces huecas. Anormales,
somos jauría, somos clamor; en manada vamos
hasta los rascacielos de las mariposas sedientas...
XIV
... las palabras se convierten en código de barras;
la historia la re interpretan para transformarla en nuevos significados,
reacomodan el pasado, manipulan el presente,
construyen el futuro para conservarse.
XV
Las manadas siempre me han parecido monstruos de mil cabezas: irascibles,
terminan por comer a sus crías & aceptan la fatalidad del destino,
ríen mientras se destruyen por diversión.
XVI
Atascada en debates sobre las circunstancias,
soy la niña flor aliada con la nada…
XVII
Rodeada por los demonios de la carne,
me deslizo entre desgracia en maremoto.
XVIII
Alma, destino y creación divina, son fantasía de asesinos.
Y qué si somos ángeles, demonios o simple carne...
XIX
Que se jodan los corazones de hielo que no suspiran;
que se jodan los ojos que no se embelesan y
se amotinan y se congelan por noches enteras...
No tiene sentido acrecentar los miedos, carece de importancia: la libertad
completa y absoluta es como romper el viento…
XXI
Hoy es uno de esos días en que desearía ser etérea, sin entrañas ni sesos,
sin labios ni brazos clamando por nada, apenas
una pequeña partícula suspendida en el viento que toca tu cara...
XXII
Al pie de la ceiba, el tronco se yergue desde el útero de Gaya.
Sus ramas nos protegen & extienden raíces
para enlazar todos los mundos con las estrellas.
XXIII
Inicio cada ciclo cósmico con la sangre que de mí escapa,
a cuatro manos arranco latidos al tambor de la creación,
mi mano izquierda es lengua de fuego,
ojos por huellas, llagas por palmas,
destruyo al universo.
XXIV
Desapareces poco a poco entre las olas...
XXV
Soy la que elige, la que observa, la que cuestiona…
FRAGMENTO
VII
América te he dado todo,
ahora no soy nada
Allan Ginsberg
América, mis raíces vienen de la tierra negra & a la tierra negra
he devuelto la semilla blanca.
Esto que soy, este montón de huesos, convertidos fueron sobre el canto del viento;
se tornaron juego, palabras, suspiros; todos se cubrieron de ego:
me calzaron, me vistieron, me domaron y luego me abandonaron al tiempo
& me quedé con el canto escurriendo por mi mano.
América, esta mancha blanca, esta sangre depredadora,
esta idea tuya de la vida: me hace nudo la calma, me rompe cada mañana.
Al amanecer de mi memoria lo estalla; me deja en silencio,
me resguarda en medio de la pesadilla humana.
América, del trigo vengo & el maíz está en mi sangre: soy mar, del río caigo.
Soy espada, soy jade: soy guerra, violencia,
amor impuesto,
una oración nocturna ante la duda absurda.
Si canto, las cañadas estallan.
Si bailo, los ríos sangran: no sé tejer la tierra,
no sé bailar para unir al universo,
no veo el ombligo del fuego nuevo:
tu lengua se me escapa.
América, soy niña, flor, tierra negra;
en el vacío monto sobre el terrible silencio.
El paisaje es roca, las ciudades histeria,
los gusanos delirio que traga viento.
Soy duelo, moneda rota, semilla perdida.
Soy una roca pintada por la mano de una niña;
soy palabra en medio de la niebla, una cruz blanca en la guerra,
una granada que cae entre tus hijos.
Sigo siendo la prueba de tu derrota.
En mis manos, en mis piernas,
veo a las mujeres humilladas en tiempos de guerra;
en mis ojos veo los del depredador furtivo: demonio blanco de oscura mirada,
de cabello negro, de piel nevada,
de implacable deseo.
A morir vengo; exploro mis polos, descifro mis códigos, doy trazo a mi paso.
Sueño con dar dirección a mi aliento en el universo;
sigo contemplando la belleza de otras dimensiones
donde soy la niña flor, la tierra negra, el aire volcánico,
el agua marina, el fuego de estrellas.
Allá, soy la voz de la niña que se hunde en las nubes
para alcanzar las palabras vueltas mariposas en ruta al sur,
invasoras de la miseria humana.
Allá, soy hoja seca migrante de la brisa,
una gaviota atrapada en la tempestad,
un grano de arena cayendo desde una estrella en agonía.
Me reconozco en el dolor de la tortuga sobre la arena.
Destilo violencia.
ENVIOS A CUALQUIER LUGAR DEL MUNDO
contacto: monicagameros@gmail.com
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